La avaricia por el aguacate está destruyendo el bosque de Michoacán
Fueron los grandes aguacateros los que abrieron la puerta a los extorsionadores declaran los pequeños campesinos en una entrevista para La Jornada.
Como empezó todo
En la entrevista destacan que ante los constantes robos de producto de aguacate en el año 2000 los aguacateros recibieron una propuesta por parte de la delincuencia la cual aceptaron. Después del asesinato de los ladrones; asunto arreglado y su establecimiento se confirmó, así nacieron Los Caballeros Templarios.
De acuerdo a ambientalistas fueron los productores aguacateros, los grandes, los que facilitaron el padrón de todos los productores de aguacate. Ahora los delincuentes sabían cuántas hectáreas tenían, cuando cosechaban y cuantos hijos integraban a la familia.
No había forma de evadir el pase de charola, los productores que tenían miles de hectáreas, los medianos, los que tienen 8 hectáreas y las comunidades indígenas que solo tenían una; nadie estaba exento, el aguacate era la actividad económica principal de Michoacán.
El dueño de una pequeña huerta en el municipio de Uruapan lo dice como quien enlista los costos de producción: Pues pagamos, qué otra nos queda. Saben todo, dónde vives, cuántos hijos tienes, cuándo cosechas.
Pero ese no era el único problema, algo que avanzaba con la producción de aguacate era la deforestación. Muchos derribaban grandes extensiones con pinos para aumentar su producción de aguacate, un problema ambiental amenazaba al área.
Algunos campesinos se resisten a la tentación del aguacate
Feliciano Rangel en un agricultor común que se ha resistido a entrar a la comercialización del oro verde. Mira a su alrededor y ve cultivos de durazno y se resiste a plantar en la parte de la barranca que es de su propiedad.
Pese a las presiones de sus vecinos y de las críticas se ha resistido deforestar su pequeño terreno de Pinos. “No se fijan que nos estamos quedando sin nada, estamos acabando con el medio ambiente”.
Con información de la Jornada
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