Una Serie Mundial épica merecía un inicio de su tamaño. Extra innings, final de locura y triunfo para Los Dodgers 6-3, que dejaron tendidos a los Yankees en Dodger Stadium.
Freddie Freeman, apagado en Postemporada, apareció en el décimo episodio y con dos outs en la pizarra, dio la vuelta con un impresionante Grand Slam. Los Ángeles pegaron primero en esta serie que apenas vivió su primer capítulo.
Aunque la imagen de esta Serie Mundial han sido Shohei Ohtani y Aaron Judge, líderes de cuadrangulares en sus respectivas ligas, los reflectores pasaron en gran parte por el trabajo en el montículo. El estelar Gerrit Cole por parte de los neoyorquinos y Jack Flaherty con los angelinos tenían todo bajo control.
Así pasaron cinco episodios hasta que Will Smith llevó a la registradora con un sencillo a Kiké Hernández, quien logró timbrar la primera carrera de esta Serie Mundial. Locura en California.
‘Flare’ respondía con autoridad en la lomita, pero en el sexto episodio se acabó el encanto. Giancarlo Stanton se paró en el plato y hartó de los buenos lances del diestro, mandó la esférica lejos del jardín izquierdo con Juan Soto abordo. Cuadrangular que volteó la pizarra.
El momento anímico cambió y en Dodger Stadium hubo silencio, pero los cañones de los angelinos siguieron sonando, hasta que Shohei Ohtani renovó el juego en el octavo inning gracias a un fly de sacrificio de Mookie Betts.
En el inning 10, Jazz Chisholm Jr. se robó segunda, se robó tercera y aprovechó un fortuito rodado de Anthony Volpe para llegar a home y retomar la ventaja en el décimo rollo, pero Freeman pondría el punto final a esta bella película de Hollywood.
Minuto de silencio por Valenzuela
En 1981, de la mano de Fernando Valenzuela (QEPD), Los Ángeles resurgieron en la Serie Mundial frente a los Yankees. Con 20 años, el “Toro” recibió las responsabilidades de la lomita y Los Dodgers se impusieron en el Juego 3.
Aquella noche fue la consagración del joven lanzador oriundo de Etchohuaquila. Cuatro décadas y tres días después de su sensible fallecimiento, Fernando fue recordado en Chavez Ravine, el mismo lugar donde se convirtió en leyenda.
Con la familia de Valenzuela en el home de Dodger Stadium e incontables camisolas con el mítico número 34 por todos lados, Los Ángeles recordaron a su héroe. Un minuto de silencio y algunas lágrimas en el graderío del recinto azul, previo al arranque de la Serie Mundial.
Dave Roberts se colocó a un lado de la esposa de Fernando, Linda Burgos, se quitó su gorra y agachó su cabeza en clara muestra de respeto por el “Toro”. Días antes declaró que el de Navojoa, Sonora, era “un amigo y hermano mayor” para él.
El montículo también tiene en grande y de color azul, el número 34 que inmortalizó Valenzuela. En el prado izquierdo de Dodger Stadium ahí quedará por la eternidad; en agosto de 2023 fue retirado por Los Dodgers.
Otro pequeño homenaje que recibió la leyenda nacional antes del primer lanzamiento de este día, fue por parte del abridor de Los Ángeles, Jack Flaherty, quien arribó al estadio con la camisola de Fernando Valenzuela.
Con Los Ángeles, Fernando Valenzuela tuvo números irrepetibles. Apenas en su primera campaña como abridor consiguió el premio del Novato del Año, ganó el Cy Young, fue líder de ponches y fue pieza fundamental para que Dodgers venciera a los New York Yankees en la Serie Mundial de 1981.
En junio de 1990, Valenzuela también lanzó un juego sin hit ni carrera ante los Cardinals, dos años después de ganar su segunda Serie Mundial, aunque en aquella ocasión no tuvo apariciones en postemporada debido a una lesión.
Asimismo, tuvo seis apariciones en Juegos de Estrellas y ganó dos Guantes de Plata. El legado de Valenzuela es único para el beisbol mexicano e inolvidable para todas las Grandes Ligas.