Los equipos de rescate encontraron durante las primeras horas del lunes, tiempo de Irán, el helicóptero que transportaba al presidente y a otros funcionarios, incluido el ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amirabdollahian, quien también murió.
Así lo informó la agencia de noticias semioficial Mehr. De acuerdo con el reporte, el helicóptero se estrelló el domingo cerca de la aldea de Tavil, en el noroeste de Irán.
Raisi regresaba de un evento en la frontera con Azerbaiyán en un grupo de tres helicópteros cuando su nave se estrelló. Había una densa niebla en la región, lo que dificultaba las condiciones para los equipos de rescate.
La muerte del presidente de Irán ocurre en un momento de tensión en Medio Oriente. En abril, Irán lanzó un ataque sin precedentes con misiles y drones contra Israel, mientras el Estado judío se encuentra en su séptimo mes de guerra para expulsar a las fuerzas de Hamás respaldadas por Irán de la Franja de Gaza.
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Raisi, que ganó las elecciones en 2021 para convertirse en el octavo presidente del país, asumió el cargo durante una crisis económica provocada por la retirada de Estados Unidos de un acuerdo nuclear histórico y el peor brote de Covid-19 en Oriente Medio.
Aunque tuvo poca influencia en las instituciones más importantes de Irán, como el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, en Irán era ampliamente visto como el favorito para suceder eventualmente al líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, que ronda los 80 años. Su muerte elimina al único rival serio del hijo de Jamenei, Mojtaba, para ocupar el puesto más alto.
Raisi ganó la presidencia con una participación récord en una encuesta que excluyó principalmente a reformistas y políticos veteranos. Asumió su cargo prometiendo poner fin a los esfuerzos por construir vínculos comerciales con Occidente y centrarse en cambio en desarrollar vínculos con China y Rusia. Su presidencia puso fin a un período en el que el Ministerio de Asuntos Exteriores estaba dirigido por diplomáticos multilingües que favorecían mejores relaciones con Estados Unidos y un comercio más fuerte con Europa.
De fiscal a presidente
Ebrahim Raisi nació en 1960 en Mashhad, la segunda ciudad más grande de Irán y sede del santuario musulmán chiita más sagrado del país. Su padre, que era clérigo, murió cuando él tenía 5 años.
Raisi continuó los pasos de su padre y empezó a asistir a un seminario en la ciudad santa de Qom a los 15 años.
Durante su época de estudiante participó en protestas contra el Sha, apoyado por Occidente, quien fue derrocado en 1979 en una revolución islámica liderada por el ayatolá Ruhollah Jomeini.
Tras la revolución, se incorporó a la judicatura y ejerció de fiscal en varias ciudades mientras recibía formación del ayatolá Jamenei, que se convirtió en presidente de Irán en 1981.
Con tan solo 25 años se convirtió en el fiscal adjunto de Teherán.
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Posteriormente fue fiscal de Teherán, jefe de la Organización de Inspección del Estado y primer jefe adjunto del poder judicial, antes de ser nombrado fiscal general de Irán en 2014.
En 2017 sorprendió a los observadores al presentarse a la presidencia de Irán. Perdió de modo contundente frente a Hasán Rouhani.
En 2019, el ayatolá Jamenei lo nombró para el poderoso cargo de jefe del poder judicial, cargo que desempeñó hasta que, en su segundo intento presidencial, ganó los comicios en junio de 2021.
Raisi solía vestir siempre un turbante negro que lo identificaba, en la tradición chiita, como descendiente del profeta Mahoma. Los chiitas son la vertiente del Islam mayoritaria en Irán.
Era considerado como un agente muy leal al grupo de clérigos que gobierna Irán y, de hecho, era visto como un posible sucesor de Jamenei.
Con información de El Financiero
*BC